jueves, 13 de diciembre de 2007

POESIA E IMAGEN

La importancia de las teorías que desde la tradición clásica se han ocupado de las relaciones entre las artes cobra en nuestro siglo un papel esencial ante una relativa generalización de hechos estéticos concretos de estas relaciones. Desde Simónides, Plutarco, Horacio, Leonardo, Lessing, por citar algunos autores que emplazaron la cuestión, hasta la ruptura más generalizada de las barreras interartísticas y la afluencia o circulación de elementos entre diversos campos estéticos, puede verse un hilo teórico, con ejemplos confirmatorios, en la tradición anterior a 1900, en Europa.

En un segundo nivel y a partir de una cierta generalización de los textos visuales, el concepto de escritura parece hoy haber adquirido rango de independencia y valor en sí mismo, más allá de su tradicional enfoque como sistema sustitutivo de la expresión oral, sobre todo en las modalidades literarias objeto de nuestro estudio, en las que, desde sus orígenes, es patente el fundamento visual y la exigencia de una percepción en él motivada.

La afluencia además de diversos códigos en esos textos, concebidos, en ciertos casos, para ser únicamente percibidos por la vista (algo lógico por otra parte, dado el predominio de la imagen en la comunicación contemporánea y la casi exclusividad de la impresión como medio de transmisión de la literatura), exige también ciertas puntualizaciones en el concepto de lo literario.

Es evidente que la letra es elemento constitutivo básico de casi todas estas modalidades estéticas, pero, sin entrar en la discusión sobre el carácter más o menos literario, en sentido estricto, de tales experimentos, habría que admitir, si llegamos a incluirlos en esta disciplina estética, que la misma no se basa sólo en los códigos lingüísticos. El predominio de la actitud contraria explica a la vez que muchos de los artificios que estudiamos hayan quedado fuera de esta ciencia.

De hecho, en la relación realidad-lenguaje (relación sólo permisible y significativa en el análisis del proceso de creación) algunos de los textos que estudiamos admiten no sólo signos en sentido estricto (carácter discreto de la correspondencia) sino también signos-figura (correspondencia de carácter continuo o próximo a la contigüidad con el objeto) o signos-índice (en correspondencia no continua ni unívoca, sino de carácter estadístico). Esto supone textos en una mayor o menor confluencia de relaciones entre objeto y lenguaje, con lo que la proximidad y a veces confusión con el concepto tradicionalmente aceptado de artes plásticas, significadas más propiamente por el carácter icónico de sus lenguajes, es a veces bastante evidente.

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